miércoles, 28 de enero de 2009

Autoritarismo en el hogar

Por Juan Carlos Escudero

Me crié en un hogar autoritario, creyendo que era un ejemplo. Padre: ordenaba con la mirada desde el extraño de la mesa, lo tratábamos de usted, y hablábamos si nos autorizaba o interrogaba, no opinábamos ni de comida ni hechos pasados o vistos. No había libertad para equivocarse, no nos enseñaban que es el amor Ocultábamos los problemas propios de la niñez. El temor impedía presentarlo a padre para que nos ayudara a solucionarlo. Las travesuras de los niños no las evaluaba, porque aparentemente no recordaba que fue niño. Maestra: Carecía del tacto necesario para comunicarle a madre si andaba flojo en los estudios uno de nosotros. En ese entonces, ni padre ni educadores comprendían que el terror reduce la creatividad. Cuando nos superábamos, el mayor incentivo era un rezongo con: Por fin hicieron algo bien. Una palabra de afecto era desconocida, menos un abrazo, un beso. Estábamos dentro del círculo, creyendo que así debe ser la vida, y la prolongaríamos a nuestra descendencia. Obedecer siempre en todo, sin derecho al descargo, porque sería parecido a contradecir a padre. Si algo salió mal en el colegio, los tirones de oreja en casa era lo más liviano y sentados por una eternidad hasta que saliera bien. No sabía que la mente debe refrescarse, distraerse para encontrar solución, que no la veíamos porque el cerebro de niños estaba sobrecargado y atemorizado. Personas era los mayores - nosotros no- entre ellos se saludaban, a nosotros no. Madre no colaboraba con opiniones, sugerencias, porque desde la jefatura paterna paso a la del esposo, y su oficio fue obedecer. Padres no eran malos, arrastraban costumbres, querían lo mejor para nosotros, solo que la aplicación fallaba. La severidad, autoritarismo eran hereditarios y por admiración y respeto a los antepasados no se detenían a evaluar la diferencia de aciertos y errores.

jueves, 15 de enero de 2009

La Fuente (soneto)

Hay una fuente por pocos conocida,
cuyas aguas son diáfanas y puras,
y a su contacto, de todo mal te curas
y se hace bello el camino de la vida.

Hasta esa fuente, pretendo que tú llegues
y acrecientes con sus aguas tu belleza,
que destierren de tus ojos la tristeza...
Hasta esa fuente, yo anhelo que me lleves.

Esa fuente es de un reino inigualable...
De una comarca de mágico esplendor
y muy cerca del alcance de tu mano.

Ese reino...es el sentimiento humano,
esa comarca, la esperanza inclaudicable,
y esa fuente,... es la fuente del amor.
Félix Asencio
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NIÑA
(soneto)

Me atrajo, de tus ojos la tibieza,
y ese candor que guarda tu figura,
y tus palabras, plagadas de dulzura,
y tu inocente pensar... y tu belleza.

La candidez que irradia tu pureza
donde acunas, todavía, infantil sueño...
Tu tierno corazón espera el dueño,
que, cual príncipe vendrá, por su princesa.

¡Oh,niña dulce!, que a caminar empiezas
el sinuoso camino de la vida
que ha de traer a tus ojos la tristeza.,.

Pues tu candor, tu inocencia y tu simpleza,
te han de sumir en la melancolía,
cuando el amor, te tome por sorpresa.
Félix Asencio
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INCOGNITA
(soneto)
Dijo alguien, a su oaso, cierto día:
-Es tan hermosa, que daría todo por ella,
aunque pidiese del cielo, las estrellas...
Aunque dejase mi vida en la porfía.

Es tan hermosa que a su lado, me imagino
todo un mundo de amor y de dulzura...
de pasión... de ansiedad... y de ventura...
y de placer un loco torbellino.

-Le contesté risueño: Es una Diosa,
sensual y dulce, escultural, preciosa...
Más de sentimientos ¿Será también divina?

¿O acaso será como la rosa? A la distancia
muestra su encanto, embriaga su fragancia,
mas al tomarla... Te hieren sus espinas.
Félix Asencio

viernes, 2 de enero de 2009

Brindis de fin de año



Escritores de Malvinas Argentinas se reunieron en Metamorfosis Bar de Los Polvorines para despedir el año y recibir el 2009 con entusiasmo y proyectos en camino.
(de derecha a izquierda) Luz y Luz, Natalia Biazzini, Mirna Landa, Silvina Fraga, Julio Azimonti, Félix Asencio, Raúl Enriquez, Hilda Asencio, Edgardo Buscaron y Juan Carlos Escudero.